El anuncio realizado por un reconocido centro de salud de que cerrará algunas de sus sucursales debido a la crisis que afecta al sector, especialmente por el impacto que está teniendo el complejo escenario que atraviesan las isapres, era un asunto que nosotros como industria y múltiples otros actores veníamos advirtiendo a las autoridades.
Pese a las alertas que se levantaron para dar cuenta del riesgo sistémico que esto podría provocar tanto en el sector público como privado por un efecto en cadena, el gobierno y las autoridades del ramo poco y nada hicieron para enfrentar el asunto. Ahora que se instaló el riesgo inminente de que las isapres caigan en insolvencia, vemos a la Ministra de Salud salir a pronunciarse sobre lo que está ocurriendo, pero de forma tardía y sin soluciones concretas. Son muchas las áreas, incluida la industria de los dispositivos médicos, que están resultando gravemente afectadas por esta situación, ya que hoy vemos cómo aumenta progresivamente el retraso en los pagos a proveedores tanto de prestadores privados como públicos, lo que en un muy breve plazo puede provocar que las empresas de insumos de salud dejen de ser sostenibles financieramente y comiencen a cerrar, con el perjuicio que eso tendría para todo el sistema, especialmente para pacientes y usuarios.
Lo que se requiere a esta altura es lograr un pronto consenso y aplicación de un plan que permita revertir la crisis actual, donde el gobierno debe garantizar la continuidad del funcionamiento del sector privado de salud y a la vez mejorar sustancialmente la gestión en el sistema público, entendiendo que la crisis actual es generalizada y no pasa por una determinada ideología, como planteó la Ministra de Salud.
Carta al Director, diario El Mercurio de Calama.