El gobierno propuso al Congreso legislar para asegurar un estándar mínimo en esta materia, pero desde la industria están en pie de guerra y argumentan que “los dispositivos médicos no son fármacos”. El debate recién comienza.
Parches curitas, implantes mamarios, pasando por los marcapasos y sillas de ruedas. Así de amplio es el espectro de los dispositivos médicos que se utilizan en Chile y de los cuales sólo cinco tipos están regulados: preservativos, guantes de látex y quirúrgicos, además de agujas y jeringas hipodérmicas. El resto, unos dos millones de elementos, no están regulados y no tienen registro ante el Instituto de Salud Pública (ISP), por lo que se desconoce su calidad y si cumple o no estándares internacionales.